Los documentos digitales, y en general todas las herramientas y protocolos proporcionados por las tecnologías de la información, son actualmente un recurso riquísimo para la difusión y puesta en valor de nuestro patrimonio cultural. En el caso de las colecciones de la Biblioteca Nacional de Chile por ejemplo, estas herramientas han permitido la implementación de alternativas prácticas y variadas para propiciar el adecuado acceso a estas y la participación en diversos proyectos colaborativos a nivel internacional.