Línea telegráfica del Sur |
El Ferrocarril. Santiago, sábado 5 de enero, 1856. Página, 2.
No es una novedad para el público la aplicacion de la telegrafía eléctrica a nuestras comunicaciones i al movimiento mercantil. Los pueblos de Santiago i Valparaiso tienen a su servicio desde tras años un telégrafo que, aunque no siempre activo i en buena disposicion, debe haber indicado prácticamente lo que puede ser un medio de comunicacion rápida como el pensamiento, cuando media entre dos pueblos numerosos i activos. Tampoco podríamos anunciar como una novedad el pensamiento de establecer una línea telegráfica entre esta capital i la ciudad de Talca, poniendo en comuncacion los puntos intermedios de alguna importancia. Mas, que importa? Nuestro diario nació ayer, enjendrado por las circunstancias presentes i por el porvenir del país. Natural era que encontrase desde el primer paso alguna cosa digna de fijar su atencion, algunos hechos recientemente consumados, algunos en embrion, no pocos pensamientos útiles. Por lo que en medio de sus miras de un progreso no realizado aun, debe hacer justicia al progreso realizado, i al proponerse la representacion de todo lo que es útil, debe consignarlo todo en sus páginas, ya sea un hecho material i perfecto, ya una empresa que se encamina a su conclusion, ya un simple pensamiento mas o menos discutido i madurado. No es necesario inculcar sobre la conveniencia de comunicar por un telégrafo eléctrico la serie de pueblos que media entre Santiago i Talca. Basta considerar que todas esas ciudades, como Rancagua, San Fernando, etc., son los centros de poblaciones rurales, el punto de partida de las grandes cosechas que producen las fértiles campiñas del sur, i representan tambien otros tantos mercados para los artículos de importacion por nuestros puertos. Pero la vida de estos mercados está lejos de tener la regularidad apetecible, precisamente por la larga distancia de los mercados superiores de que dependen, i los inconvenientes de los caminos ordinarios: todo lo cual dificulta la comunicación a tiempo, ihace punto menos que imposible el buen servicio de las necesidades i del cálculo de la plaza. Un telégrafo no hará que las diez horas de camino que hai entre Santiago o Rancagua se convierta en 3 o 4 para los efectos del transporte de una mercadería cualquiera. Pero sí hará por un aviso oportuno que este movimiento se haga mas tarde o mas temprano, i le señalará su oportunidad. Puédese, pues, calcular cuantos i cuan grandes beneficios es llamado a producir un telégrafo que ponga en comuncacion constante varios centros productores o comerciales, ligador ya por sus necesidades mútuas, i que aspiran a la mayor riqueza que les promete a los unos la feracidad territorial que los rodea, a los otras las attes que los surten, i a otros, por último, la posicion mercantil que ocupan. El telégrafo proyectado entre Santiago i Talca no solamente unirá como en un solo pueblo a los dos mencionados o a las capitales de los departamentos intermedios, sino que ligará toda esta serie de pueblos a Valparaíso. Para la electricidad las distancias son insignificantes, i así comunica los puntos estremos, como los puntos mas próximos a Valparaíso i Talca, como a San Fernando i Rancagua. Debemos felicitarnos de ver comenzados los trabajos de la línea telegráfica del sur. Acopiados todos los materiales necesarios, reconocida la facilidad que todo el trayecto presenta a la línea que se va a establecer, es de esperar que la empresa quede concluida en el término de seis u ocho meses, a lo mas. Como el éxito beneficio de esta empresa se presenta a la prevision de una manera evidente, no dudamos en asegurar que él será bien pronto el instigador de una empresa análoga, que consistirá en la prolongación de la línea al sur desde Talca a Concepción. Una empresa llama naturalmente la otra, los mismos motivos que han formado las primera militan desde luego a favor de la segunda, solo que puesto en comunidad pueblos tan importantes como los que va a unir el telégrafo del sur hasta Talca, habrá una inmensa garantía a favor de su continuación hasta las orillas del Biobío, de tal modo que la empresa que solo el gobierno se ha creído competente para acometer por los riesgos pecuniarios que se le suponen, podrá despues solicitar capitales individuales con el incentivo de ganancias seguras. Así irá estableciendo sin tardar mucho un sistema general de comunicación eléctrica que hará de la República entera un solo pueblo, en donde los acontecimientos de todo jénero, las grandes i las pequeñas noticias, sean el patrimonio común de todas los habitantes. Pero mientras esto se prepara en la sucesion del tiempo, fijemos la atencion en la coincidencia de dos grandes empresas que comienzan a realizarse: el telégrafo eléctrico i el ferrocarril del sur. Ambas llevan la misma vía. Una empresa transporta el pensamiento con la rapidez de la luz, i la otra transporta al hombre i el fruto de su trabajo con la celridad del vapor ¿Qué más quieren dos pueblos para comunicarse i para darse la mano diariamente? En este punto se abre para los pueblos del sur una hermosa perspectiva. No se puede pedir mas, porque si se concibe algo mejor, la ciencia no lo ha inventado todavía. |