El papel fundamental de la intuición
Hernán Díaz Arrieta nació en Santiago, el 11 de mayo de 1891. Habiendo aprendido a leer en casa con su hermana mayor, su formación fue casi completamente autodidacta, pues sus estudios posteriores se redujeron a un año en el Seminario, otro en el Instituto Comercial y unos meses en la Escuela Dental. Trabajó desde entonces en el Ministerio de Justicia, donde jubilaría 25 años más tarde como jefe de sección, a cargo del Registro Civil. En sus palabras, 25 años de "continuo ocio remunerado y fiscal", que le permitió dedicar gran parte de su tiempo a la literatura.
En 1913 adoptó el seudónimo Alone, para firmar dos cuentos que publicó en la revista Pluma y lápiz. Desde entonces se consagró a la crítica literaria, actividad que desarrolló ininterrumpidamente por más de 60 años en diversos periódicos y revistas, siendo su "Crónica Literaria" de El Mercurio la que alcanzó mayor continuidad y la que le valió el reconocimiento y prestigio del que goza hasta hoy. Heredero natural de Omer Emeth, sus "crónicas" se caracterizan por la singularidad de su prosa, amena y fluida, inserta en lo mejor del periodismo literario y poseedora a la vez de un marcado estilo personal. El año 1954 publicó su más renombrada obra Historia personal de la literatura chilena, para seguir con una interminable lista de trabajos críticos y su particular visión de su tarea en Leer y escribir y El vicio impune (50 años de crónica literaria) y sus memorias en Pretérito imperfecto.
Su actividad como crítico y prosista fue galardonada en 1959 con el Premio Nacional de Literatura.
Entre los escritores que merecieron su apoyo o que incluso puede decirse que fueron descubiertos por él, se encuentran María Luisa Bombal, según él la mejor prosista del siglo, Marta Brunet, Augusto D’Halmar y, entre los poetas, Gabriela Mistral y Pablo Neruda, quien además le debe, según cuenta la anécdota, la aparición de la primera edición de Crepusculario, ya que fue precisamente Alone quien pagó de su bolsillo el dinero que le faltaba al poeta para retirar los libros de la imprenta.
Como expresara Ignacio Valente, "Alone concentra las grandezas y límites de una época: el psicologismo, el imperio del placer, la vivencia, el gusto. Sus crónicas responden a esta opción, para lo cual estaba admirablemente dotado como lector y como prosista".
Mario Leyton Soto dio cuenta de su muy extensa labor en Alone, 65 años de crítica literaria: bibliografía; además, en Conversaciones con Alone, de Hugo Rolando Cortés y en el discurso de incoporación de Rosa Cruchaga a la Academia Chilena de la Lengua, queda trazada la figura de Alone, discutida y polémica.
Hernán Díaz Arrieta (Alone), murió en Santiago el día 24 de enero de 1984.
|