Dos barrios santiaguinos
Desde el período prehispánico, el extenso territorio ubicado al norte del río Mapocho fue conocido como la Chimba, es decir, “de la otra orilla” en idioma quechua. A partir de la conquista española, el sector se utilizó para asentar a los guangualíes o asentamientos precarios de indios y mestizos. Estas urbanizaciones, emplazadas en la periferia del Santiago colonial, debían soportar –muchas veces sin éxito- las frecuentes salidas de cauce del río y el posterior aislamiento del resto de la ciudad. Pese a estas dificultades, la Chimba tuvo un modesto, pero permanente crecimiento demográfico, reforzado desde el siglo XVII por la creación de los tajamares del río. La fundación del templo de la Recoleta Franciscana, en el inicio del camino de Recoleta, fue otra señal del avance urbano de aquel sector, aunque la construcción debió ser reconstruida en varias ocasiones debido a los terremotos que la afectaron.
La condición popular de la Chimba se confirmó en el siglo XIX, cuando comenzó a crecer una activa “Vega” de vendedores de mercaderías que se remontaba a la Colonia. En este comercio confluyeron también chinganas, bares, burdeles y otros espacios de sociabilidad popular. En paralelo, Recoleta confirmó su carácter más retirado al instalarse el Cementerio General (1821), la Iglesia de la Recoleta Domínica (1853-1892) y el Cementerio Católico (1878). Pero, sin duda, los cambios se aceleraron a partir de las últimas décadas del siglo XIX. En 1888, durante el gobierno de José Manuel Balmaceda, se inició la canalización del río Mapocho, lo que significó el derrumbe del histórico Puente de Cal y Canto. La obra, finalizada en 1891, permitió contener las crecidas del torrente y otorgó una mejor conectividad entre la Chimba y Recoleta y el centro y sur de la ciudad, gracias a la construcción de puentes de acero que reemplazaron a los viejos puentes de madera.
Debido a la canalización, otras construcciones modificaron el paisaje urbano: en los inicios de la Cañadilla (hoy avenida Independencia) se inauguró el Instituto de Higiene (1902), mientras que entre la Cañadilla y la avenida La Paz se concluyeron los galpones de la Vega Central en 1916. A su vez, en Recoleta continuó el proceso de creciente urbanización, que en su parte más oriental significó, en 1912, la creación de la Población León XIII, para familias obreras católicas. Además, se inició la transformación del árido cerro San Cristóbal en un gran espacio público, instalándose la famosa Virgen del Cerro, en 1908.
Pese a estos cambios, durante el siglo XX la Chimba y Recoleta mantuvieron un carácter más autónomo que el resto de Santiago. En esto colaboró la creciente inmigración árabe y luego coreana que se radicó en el sector de Patronato, convirtiéndolo en un activo polo comercial. En tanto, el barrio Bellavista comenzó a ser habitado por numerosos artistas y escritores, como el poeta Pablo Neruda, quien vivió en su casa “La Chascona”, ubicada en el corazón de este barrio. A partir de la década de 1980, Bellavista adquirió una fisonomía más bohemia y gastronómica, pero sin perder su impronta artística que lo ha convertido en un gran punto de encuentro, emplazado en la vieja Chimba de Santiago.
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