Las dos patrias
Pedro Prado nació en Santiago el 8 de octubre de 1886. Su poesía surgió en un contexto donde interactuaban dos poéticas antagónicas; por una parte, el modernismo rubendariano, de espíritu cosmopolita y referentes franceses, y por otra, un nacionalismo que se tradujo, en la lírica chilena, en la exaltación de los valores regionales, a los que se les insufla una suerte de aliento universal. Figuras representantes de estas dos tendencias son, respectivamente, Pedro Antonio González y Carlos Pezoa Véliz.
En este estado de cosas apareció Flores de cardo, hacia 1908. El libro produjo en el lector y la crítica una mezcla de admiración y estupor, pues se acababa de introducir en Chile, con él, el culto al verso libre y la ruptura de las sujeciones métricas, lo que significó el punto de partida de muchas y sustanciales transformaciones en la lírica nacional.
Pedro Prado puede ser ubicado en la promoción de poetas que comienza a publicar sus primeras obras entre 1907 y 1917, en la llamada Generación Literaria de 1920, junto a Ernesto Guzmán, Carlos R. Mondaca, Manuel Magallanes Moure, Max Jara y Juan Guzmán Cruchaga, grupo de poetas más bien intimistas, introspectivos, de versificación sutil, volcados a la vida interior o paisajes provincianos y campesinos, sin mayores desbordes vanguardistas ni experimentación formal.
Fue, además, fundador en 1915 del famoso grupo Los Diez, acerca del cual tanto se habló en aquella época y que nunca pudo ser evocado sin tropiezos, porque muchos detalles nunca se han esclarecido, sobre todo, considerando el carácter lúdico que los caracterizó. Con este grupo publicó una revista que alcanzó cuatro números.
Su obra Pájaros errantes, publicada en 1915, es considerada por muchos críticos como la obra poética cumbre de Pedro Prado. Es un libro escrito en prosa, que recoge lo mejor de la tradición parnasiana y simbolista. Hay en este texto una gran conciencia de la composición, que podría leerse como la conjunción del arquitecto con el poeta, y una ordenación racional que refrena el caos de los instintos primordiales.
La obra estrictamente poética de Pedro Prado se suspendió en 1915, con la publicación de Los pájaros errantes, para reanudarse diecinueve años más tarde, en 1934, con los sonetos del Camino de las horas y luego en 1945 con Esta bella ciudad envenenada. En este largo lapso, Prado produjo numerosas y ya clásicas obras en prosa, desde ensayos hasta novelas, de las que sobresalen Alsino, vasta novela alegórica y poética sobre el tema de la libertad del individuo, la audaz imitación a las formas literarias orientales en Karez-Y-Roshan, y la novela Un juez rural, texto de corte realista y con toques de humor singularísimos. En 1935 recibió el Premio Academia de Roma. En 1949 se le otorgó el Premio Nacional de Literatura. Murió en Viña del Mar el 31 de enero de 1952.
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