La época de París fue de mucha actividad para María Luisa Bombal. Ella recordaría, en numerosas entrevistas, con gran entusiasmo este período de su vida. No sólo obtuvo un certificado de Literatura francesa en la Universidad de La Sorbonne, sino que también se integró a los cursos de Arte Dramático de l’Atelier recién inaugurados. Así habló sobre París: “Fui gran lectora de Paul Valéry, aunque ahora hace años que no lo he leído... A Baudelaire y Verlaine sí que los leo siempre, esa música como que me alivia”. “En París, también estudié arte dramático con Charles Dullin, lo hacía escondida. Mi mamá se vino y yo me quedé en París con mis tíos, vivía en un pensionado, pero pasaba los fines de semana y las vacaciones con ellos. Tú comprendes que en esa época meterse al teatro era de lo peor... Entonces Dullin utilizaba a sus alumnos de la escuela para salir a escena a hacer papeles menores, por ejemplo, entrar y decir "La comida está servida" (tono teatral) ¿comprendes tú? (ríe) El hijo de don Quijote se llamaba la pieza, todavía me acuerdo del nombre, entonces yo vestida pasaba con una bandeja, unos amigos de la familia estaban entre el público y fueron a decirle a mi tío Pepe. Al otro día mi tío fue y me volvió a ver salir a escena, ¡qué escándalo! Mi tío, muy serio, me llamó y me dijo "María Luisa, te sales del teatro ahora mismo y le escribiré a tu mamá diciéndole que, de ahora en adelante, no nos hacemos más responsables de ti". Así que por eso renuncié al teatro, pero, en el fondo, renuncié porque no era mi vocación”. (“Testimonios autobiográficos”, Obras completas. Lucía Guerra (comp.) Barcelona, Santiago de Chile: Andrés Bello, 1996. p. 325-326)